Para el final del viaje he
dejado uno de los lugares más visitados de la cuidad, la Galería de la Academia
de Bellas Artes de Florencia, se fundó en 1563 fue la primera institución en
Europa donde se enseñaba técnicas de dibujo, pintura y escultura.
La Academia está en la Vía
Ricasoli 60, el precio de la entrada es de 6,50 euros, si la compras por
anticipado hay que pagar un plus, si no se compran antes, pensad en que os
espera una cola de 1 hora como mínimo.
Tod@s tenemos en mente las
esculturas de Miguel Ángel que están en este museo pero en él hay grandes obras
de otros artistas que merecen la pena visitar.
Pero hay que reconocer que
cuando entras tu primera obra en la lista es el David de Miguel Ángel, está
situado al fondo de una de las salas y es impresionante, puedes verlo desde
todos los ángulos y entonces comprendes por qué este artista era considerado a
sus 29 años como el mejor escultor de su tiempo, los detalles que su arte
consigue del mármol son admirables.
no necesita presentación |
otro ángulo |
En el museo hay muchas
obras de este artista incluida su serie de esculturas de los cautivos que están
inacabadas.
obra inacabada |
Pasando a otros artistas
no dejéis de visitar la excepcional colección de arte bizantino y en especial el"Árbol de la vida"de Pacino di
Bonaguida.
Árbol de la vida de Pacino di Bonaguida |
Nosotras el último día de
nuestra estancia en Florencia lo dedicamos a esas últimas compras que siempre
faltan.
¿Qué comprar?, en
Florencia lo más famoso son los artículos de piel, los colores de sus bolsos
son preciosos, las chaquetas por supuesto también están bien de precio pero hay
otro artículo menos promocionado y de una calidad excelente y unos diseños
maravillosos, me estoy refiriendo al papel.
Las papelerías de la
ciudad tienen unos productos que enamoran, todo lo que imagines para el
escritorio lo encontrarás con unos diseños únicos.
Os dejo la dirección de
una tienda que me encantó y la web de otra que visité.
Stamperia Toscana Johnsons
& Relatives, Via Cavour 49
Después de las compras nos
despedimos de la ciudad y volvimos en tren a Pisa desde donde salía nuestro
vuelo.
Este viaje acabó con
aplausos, los que todos los pasajeros
que esperaban para facturar, le brindaron a mi amiga Mati, cuando consiguió (a
base de repartir ropa entre nuestras maletas) cuadrar el peso de la suya y así,
no pagar exceso de equipaje a la “cutre low cost” J
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